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Novena Jornada de “Diálogos para una mejor Atención Ciudadana” junto a Amarilis Horta
26 de Agosto de 2021

Novena Jornada de “Diálogos para una mejor Atención Ciudadana” junto a Amarilis Horta

El día 11 de junio se llevó a cabo la novena jornada del ciclo de “Diálogos para una mejor Atención Ciudadana” y en esta ocasión, la invitada fue Amarilis Horta, Directora de Bicicultura.

Amarilis, su vida y Bicicultura

Amarilis Horta Tricallotis es Doctora en Filosofía y Letras de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest, Hungría, y antes de fundar Bicicultura se desempeñaba como docente universitaria de Filosofía y Estética.

La filosofía, sus viajes y contacto con una gran diversidad de culturas, lenguas y ciudades, y una historia familiar con una marcada vocación de servicio, se tradujo en la fundación del Centro Bicicultura en 2006, una comunidad ecológica que se ha transformado en un referente en temáticas biciculturales.

Esta trayectoria de vida, junto a distintas experiencias personales, la ha llevado a vivir bajo la premisa de que más vale hacer una vida cultivando relaciones, que cultivando bienes.

Amarilis y su vida

La estancia de la protagonista de este diálogo en Hungría no se debe solamente a asuntos académicos. Allá llegó con sus padres y hermanitos en calidad de refugiada política y, gracias al generoso recibimiento y oportunidades de estudio recibidos de ese país de Europa del Este, siempre se sintió en deuda con quienes en su Chile añorado no tenían esas posibilidades, con ganas y la necesidad de retornar y “entregar algo de vuelta”. Luego, antes de volver a Chile, tuvo un paso por París, Francia, donde incursionó en la Estética y la Sicosociología de la Moda.

Una vez de regreso en Chile, con un hijo apátrida de un año, decidida a convertirse en una persona útil para la sociedad, armó un colectivo de arte y comenzó a realizar obras audiovisuales “en vivo” en un raro sistema de diaporama de multiproyección sobre pantalla gigante, basadas en libros como El Principito y Juan Salvador Gaviota. Para entregar educación socioemocional a estudiantes y sus familias comenzaron una gira nacional que les llevó a radicarse por un tiempo en Viña del Mar. Ya en esa región, por encargo del alcalde Hernán Pinto, asumió la producción audiovisual con que Valparaíso postuló ante la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, aventura que terminó bien para Valparaíso, pero muy mal para ella, según nos comenta: el municipio nunca le pagó y las deudas asumidas para producir la gran obra la llevaron a la quiebra y al remate de sus bienes personales. De vuelta en Santiago, con deudas y la salud deteriorada, retomó la docencia y su difícil situación económica le llevó a descubrir la bicicleta, sus insospechadas bondades y ventajas.

Amarilis y Bicicultura

“Me vi obligada a tomar la bicicleta a los 40, tras haberla usado por última vez a los 10. Comencé lento, por la vereda, frenando con el pie y rogando no caerme, pero al cabo de algunas semanas de práctica, me libré de mis temores, recuperé salud, seguridad, energía, y vitalidad, el equilibrio físico y mental tras un período tan doloroso, mientras me convertía en una ciclista todo terreno. Comencé a leer e investigar todo lo relacionado a la bicicleta y al movimiento global por su defensa y masificación, y de usuaria pasé a biciactivista, dispuesta a promoverla y compartir este hallazgo, inicialmente entre mis cercanos, y luego más allá…”.

Gracias a su formación y experiencia en el extranjero y a la visión de mundo que había construido, Amarilis concluyó que si bien en Santiago y en buena parte del territorio nacional las condiciones climatológicas, topográficas y de distancia (más del 50% de los viajes son de hasta 10 kilómetros, recorribles en 30 minutos en bici) eran muy favorables, el principal y primer obstáculo al uso masivo de ciclos era de tipo cultural; en Chile y América Latina a principios de los 2000, la bicicleta era considerada el medio de transporte de los parias, de quienes no tenían ni siquiera para pagar un pasaje de micro y se asociaba a ciertos temas tabúes como sudoración y cansancio físico. De ahí que se trace el objetivo de “subirle el pelo” a la bicicleta e instalar socialmente la idea que lo más “cool” era moverse en bici. Con este desafío en mente, invita a los contados grupos y blogeros ciclistas de la época, a producir el 2006 el 1º Festival de Bicicultura de Santiago, una semana de actividades de distinto tipo, dirigidas a públicos específicos, realizadas a punta de canjes, colaboraciones y auspicios, con gran cobertura mediática, apoyo de embajadas y autoridades de gobierno.

“El Festival de Bicicultura fue un éxito, alcanzó 5 versiones, trajimos a Chile la experiencia y el ejemplo de Holanda, Dinamarca y España, coordinando la participación de decenas de entidades y miles de personas, ciclistas y no ciclistas. Para poder asumir formalmente los convenios de colaboración, fundé el Centro de Bicicultura, organización sin fines de lucro pronta a cumplir 15 años de silencioso y continuo trabajo ciudadano. Este instrumento de innovación social en cultura traspasó fronteras, fui invitada a numerosos países a presentar la experiencia y asesorar iniciativas similares en otras ciudades y países”.

Adicionalmente, Amarilis aprovecha el espacio que le da la docencia para incentivar a sus alumnos a moverse en bicicleta, a través de tareas en las que deben registrar y describir el camino que realizan y el entorno. A través de esto, busca profundizar en la percepción; sensorial, espacial, del movimiento y también en la percepción social. ¿Cuál fue el resultado? Que casi todos sus alumnos se transformaran en ciclistas furiosos, a los que tuvo que calmar.

La producción de la Expo Arte y Bicicleta producida junto a Metro de Santiago, el Parque de la Bicicultura en el Parque Forestal difundido por TVN con sus bicicaravanas, conciertos masivos y Feria de la Bicicleta, los foros especializados e invitados internacionales del Festival- pusieron al equipo de Bicicultura en contacto con ministerios y organizaciones del mundo privado. La bicicleta comenzaba a ponerse de moda y moverse en bici a ser motivo de distinción y orgullo. Pronto ya no fue necesario trabajar todo el año organizando el Festival para ejercer incidencia y producir modificaciones en aspectos claves, identificados como las principales barreras en el cambio de paradigma que buscaban generar.

Para Amarilis, la bicicleta es un instrumento de cambio epocal, societal, pero también individual. Afirma que las personas que empiezan a moverse en bicicleta, a ritmo humano, comienzan a reconocer los espacios y personas de sus rutas frecuentes, las actividades y costumbres de sus habitantes, la naturaleza que los rodea, se transforman en parte constitutiva de ese entorno, desarrollan una relación distinta, de identificación personal con él.

Bicicultura, desde su fundación es guiada por la Praxis de la Innovación Participativa, para gestar transformaciones sociales sistémicas, a través de la participación ciudadana metódica, con estrategia, eficacia y legitimidad. Ya el 2006 utilizaron uno de los instrumentos de este método, que los guía desde entonces: el “Taller Mapa de Acción Común”, que les permitió “mapear”, identificar –participativamente- todas las dimensiones sobre las que había que actuar y qué líneas de acción poner en marcha, para que en Chile la bicicleta se convirtiera en un medio seguro, digno, cómodo y atractivo, al alcance de cualquier persona, sin importar edad, género, ni condición física.

Cabe destacar que, como consecuencia del trabajo permanente de incidencia y gestión amplia y transversal de alianzas y redes que realiza Amarilis y Bicicultura, surge la Ley de Convivencia Vial, una profunda reforma al corazón de la Ley de Tránsito, para la integración formal, explícita de la bicicleta y los CICLOS al tránsito, donde finalmente se les reconoce como vehículos diferentes, cuya seguridad exige un tratamiento normativo diferente, dada su vulnerabilidad frente a los motorizados.

Sobre la relación entre la ciudadanía y el Estado, señala que las ONG, las organizaciones formales, que logran sostener equipos profesionales especializados, juegan un rol clave que hoy está lejos de ser reconocido en toda su importancia. Que el término “participación ciudadana” es invocado para cualquier cosa, muchas veces para validar decisiones ya tomadas, y eso se vive como una afrenta. Sin embargo, indica que también hay procesos honestos, transparentes, que resultan estimulantes y que permiten volver a confiar y participar una y otra vez. Para lograr confianza, señala que quienes representan al Estado deben estar genuinamente abiertos e interesados en escuchar lo que otros plantean, desde una escucha humilde, honesta, donde exista una apertura real, que es la clave del diálogo. Y todos debemos tener la valentía de modificar nuestras posiciones si recibimos argumentos sólidamente respaldados y convincentes.

“Quienes propiciamos el diálogo como herramienta para la transformación pacífica de conflictos, debemos estar dispuestos a que nos tilden de tibios, amarillos y que nos tiren tomates, porque vivimos tiempos de confrontación, de impotencia, ira e injusticias acumuladas que se desbordan. Es clave entender este fenómeno, poder sentir empatía y solidaridad humana por estas personas (…). Debe haber una cierta aceptación, reconocer el malestar y sus causas”.

Por otra parte, las instituciones que convocan a instancias de participación, deben elegir cuidadosamente a quienes ponen a cargo de los procesos, deben ser personas abiertas e incluyentes, que tengan una mirada de largo plazo, preparadas y dispuestas a trabajar en el lenguaje hasta arribar a una visión conjunta, participativa, co-creada, con la que todos puedan identificarse y nadie se sienta excluido. Para ello el tiempo invertido es clave, hay que tener paciencia, porque –señala- “sí vale la pena”.

En la relación que se tiene con los funcionarios del Servicio Público, considera que, para avanzar en su misión, aquellas ONG que asumen la defensoría de derechos de cualquier tipo, deben ser capaces de separar las personas de lo que son las instituciones, ser respetuosos y considerados, porque el buen trato se refuerza cuando es recíproco. Y deben informarse bien de cuáles son las facultades de cada entidad-institución pública, para saber qué demandar de ellas, ser muy concretos y realistas respecto de lo que se puede lograr.

Por su parte, los servicios públicos que tienen contacto con la ciudadanía no organizada, “de a pie”, deben tener gente preparada para contener a esas personas e informarles con paciencia, claridad y real interés el protocolo para canalizar sus demandas y necesidades. Quien atiende siempre está tenso por el requerimiento, pero también por la rapidez con la que debe hacerlo. Por ello, señala que hay que invertir mucho en preparar y capacitar al personal para ser cálido, receptivo, empático, paciente y respetuoso. Ellos son los que atienden a personas que vienen con problemas, con enojo y sensación de impotencia, emociones que muchas veces descargan sobre quien atiende.

“Cuando te atiende una persona amable y receptiva, que te escucha y quiere ayudarte, por furioso que vengas, tú bajas la intensidad”.

Amarilis considera necesario que existan más fondos para el financiamiento basal de las organizaciones de la sociedad civil, pues estas organizaciones son un puente entre los habitantes y el Estado, un nexo y motor de cambios positivos. También comparte una importante reflexión sobre la sociedad y el rol del buen trato y de la empatía en nuestras relaciones sociales.

“Creo que la paciencia y amor por el ser humano es lo que tiene que guiarnos. Hemos construido un mundo en donde somos como hámsters enjaulados, donde poco y nada podemos decidir, y en donde la gente, para poder soportar el diario vivir, tiene que recurrir a distintos apoyos que se transforman en adicciones. Unos toman pastillas, otros alcohol, otros recurren a la comida, los juegos electrónicos, las redes sociales, la pornografía, las drogas recreativas o fuertes, pero la gente se sostiene en este sistema con ayudas. Eso nos muestra que hemos armado una estructura social que no es en absoluto sana. Y que hay que hacer cambios estructurales. Pero bueno, mientras tanto solo la empatía, el ponerse en el lado del otro puede salvarnos, ver al otro como si fuera tu papá, tu hijo o hija, porque si no lo ves cómo alguien cercano, se hace mucho más difícil”.

Existe un especial reconocimiento por la disposición, interés y pasión por el relato de sus experiencias como una figura relevante en el acontecer de nuestro país.

A través de estos espacios de diálogo, el equipo de la Comisión espera estar a la altura del desafío, siendo capaces de recoger del relato las mejores recomendaciones para colaborar desde el Servicio Público en la construcción de un mejor país, donde la confianza, la participación y la transparencia sean los baluartes de nuestra actuación.

La Comisión agradece profundamente a Amarilis por esta instancia y también a todos aquellos actores que participarán en los próximos “Diálogos para una mejor Atención Ciudadana”.

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